Hemos venido aquí a hacer conservación a través de la fotografía. Os proponemos participar en un proyecto nuevo. Ayudar a una pareja de águila perdicera ¿cómo? Haciéndoles fotos. Os lo explicamos.
Los Arribes del Duero son una de las zonas más agrestes y desconocidas de Castilla y León. Las laderas aterrazadas bajan hasta el río configurando un paisaje difícil de describir. En algunos tramos el río discurre encajonado en un cañón rocoso y aquí encuentra el hábitat de cría perfecto el águila perdicera. La relativa escasez de conejo hizo que la Junta de Castilla y León apostase por la conservación de la especie aportando alimentación suplementaria. Estos aportes solo deberían asegurar la reproducción de las parejas de águilas perdiceras sin llegar en ningún caso a hacerlas dependientes.
Los Arribes del Duero son uno de los lugares más salvajes de toda la Península Ibérica.
A partir de 2014, Carlos Sánchez, de Náyade, la empresa a través de la cual opera Photo Logistics en Castilla y León (esto merece un post aparte, lo haremos), hizo la propuesta de asumir la alimentación suplementaria de una pareja de águila perdicera y poner un hide fotográfico. La propuesta fue aceptada, era beneficiosa para la Administración que podía dedicar sus esfuerzos a otras cosas, para Photo Logistics, que tendría un hide de una especie emblemática y para las águilas perdiceras que tendrían garantizada la alimentación suplementaria.
Esta pareja no lo había tenido fácil, un año antes de que Carlos Sánchez empezara a alimentarlas el macho murió electrocutado en un tendido. Como tantos otros. Al poco tiempo un joven macho se unió a la hembra que seguía establecida en la zona. El macho joven, vamos a llamarlo Esla, hacía lo que podía pero su inexperiencia hacía complicada la reproducción a pesar de sus esfuerzos y los de la hembra, a la cual llamaremos Juana. A pesar de todo sacaron pollos adelante en 2015 y 2016, en buena parte gracias a la alimentación suplementaria
Juana y Esla, una de las parejas de águila perdicera de los Arribes del Duero.
Pero, a perro flaco todo son pulgas. Un incendio asoló la zona de reproducción de la pareja en el verano de 2017. Fueron momentos de muchos nervios y caída de ánimo para todos los que nos habíamos implicado en la conservación de los Arribes del Duero. No sabíamos nada de las perdiceras, de los dos hides que habíamos instalado, uno se había calcinado completamente y el paisaje era desalentador. Pero, en conservación de poco sirven los lamentos. Había que tomar una decisión.
Momento del incendio captado por la cámara-trampa
Vista general a los pocos días del incendio.
Uno de nuestros hides fue completamente calcinado.
Comercialmente (somos una empresa comprometida, pero al mismo tiempo hay que pagar nóminas), necesitábamos un nuevo hide de perdicera y lo hicimos. Carlos lo hizo, con un enorme esfuerzo empezó a cebar otra pareja. Pero, no dejábamos de pensar en Juana y en Esla. Por fin aparecieron en la zona quemada. No podíamos abandonarlas. Retomamos la alimentación suplementaria sin esperar llevar fotógrafos a una zona quemada.
Esla y Juana continúan alimentándose sobre la piedra.
Hemos puesto nuevos posaderos no quemados y la vegetación ya brota de nuevo en la zona.
Y aquí viene la propuesta de acción conjunta: ayúdanos a mantener la alimentación suplementaria de Juana y Esla. La zona está quemada, pero la piedra donde se alimentan las águilas perdiceras sigue allí, la pareja sigue allí, el hide sigue allí y ellas bajan puntuales a comerse el conejo muerto que Carlos les suministra y hemos puesto nuevos posaderos no quemados. Os proponemos un precio muy rebajado desde ya hasta el mes de junio, cuando vuelen los pollos: 100 € por persona, con la condición de que seáis dos personas. Vosotros hacéis fotos a un precio mucho más bajo y nosotros podemos continuar alimentando una pareja de águilas perdiceras. ¿Qué decís?